"Es sólo una fase" decíamos mi madre, mis dos hermanas mayores y yo, durante mi primer año de escuela secundaria. Estaba enamorada de la chica mas bonita y más popular de la escuela. Poco sabíamos que esa era la primera de muchas veces en mi adolescencia que comencé a experimentar sentimientos homosexuales.
Durante mi año final de la secundaria no lo podía soportar más. Sentía como que un día esos sentimientos homosexuales estarían a punto de estallar incontrolablemente fuera de mí.
Asumí que mi familia no entendería así que escribí una nota anónima al club "gay & lesbian" de la escuela pidiendo ayuda.
Entonces me di cuenta que una profesora de la que estaba enamorada era bisexual. Arreglé una cita para almorzar con ella y terminó comprándome una novela lesbiana de ficción para ayudarme a "emerger". Pronto me enteré sobre grupos "emergiendo" ("coming out") en la ciudad y comencé a asistir a ellos regularmente. Empecé a ver a una consejera lesbiana.
Ella no lo hizo mucho sino confirmar mis sentimientos. Después emepecé a ver a una psicóloga, a quien me refirieron, que enseñaba en mi escuela. Ella trató de empujarme dentro del estilo de vida lesbiano. Sus palabras exactas fueron "¿Cuando dejarás de vivir tu vida en el limbo?" . El "proceso" estaba alargándose tanto conmigo porque muy dentro de mí sabía que algo andaba mal. Sabía cómo se sentía mi familia. Asistí a la iglesia regularmente y oraba para saber el camino correcto a tomar, a pesar de eso continuaba buscando ayuda en todos los lugares equivocados. En medio de todo esto en realidad conocí a un hombre en el que me interesé. Él era todo lo que yo podría haber buscado en un novio, pero tuve que terminar con él después de tres meses porque los sentimientos homosexuales continuaban trepando sobre mí.
Esto me empujó aún más dentro del estilo de vida lesbiano. Cuando mi mamá trajo a colación la religión yo me desahogaba diciendo que no había tal cosa como el infierno.
Yo estaba recitando todas las mentiras de Satanás. Justificaba mi estilo de vida a mi hermana, diciéndole que podía tener toda la diversión que quería y no preocuparme del control natal o de quedar embarazada.
Incluso encontré una monja que me aseguró que a Dios no le importaba si yo perseguía relaciones lesbianas.
Cuando mi conciencia me incomodaba hablaba a esta monja quien me afirmaba en el camino que estaba tomando.
Mi familia me dio un ultimátum: deja la escena "gay" o múdate.
Dispuse mi mente para mudarme con mi "novia".
Pero el Espíritu Santo tenía otros planes. Me enteré que justo el día siguiente una de mis hermanas mayores quería verme y hablar conmigo. "Muy bien", pensé "ahora podré realmente darle a ella cada pieza de mi mente".
En lo profundo yo estaba temerosa e infeliz por lo que estaba haciéndole a mi familia, pero a pesar de todo fui a ver a mi hermana, armada de todos mis libros pro-gay y preparada para refutar lo que sea que tuviera que decirme.
Yo estaba lista para la batalla. Las cosas no ocurrieron como yo lo había planeado. Mi corazón se abrió cuando mi hermana amorosamente habló acerca del corazón y la voluntad de Dios y cómo ella y el resto de la familia realmente me amaban.
Ella estaba dispuesta a trabajar conmigo y me pidió que por lo menos le diera seis meses para tratar. Dijo que yo tenía que confiar en ella. Sorpresivamente me encontré a mí misma diciéndole "Sí". Realmente estaba diciéndole "Sí" al Espíritu Santo. Lloré todo ese día. Estaba helado y lluvioso.
Me encontraba en un desorden emocional y sabía que tenía un camino difíficil por delante. A pesar de ello nunca había sentido el amor derramarse sobre mí como esa vez. Estaba experimentado una lucha interior entre el Espíritu Santo y la esclavitud de Satanás. Más tarde me enteré que mi hermana había estado orando por mí desde su corazón y ella ni siquiera sabía lo que estuvo diciendo. Con la ayuda de Dios puse fin a mis ataduras lesbianas dentro de los siguientes dos días. Los siguientes seis meses ciertamente no fueron fáciles, pero un completo nuevo mundo estaba abierto para mí. Mi literatura "gay" fue reemplazada por literatura religiosa. Empecé a sisitir regularmente a reuniones de oración y estudios de Biblia. Decidí escuchar la radio cristiana y a ver televisión católica.
También empecé a asistir a grupos de apoyo espiritual diseñados para ayudar a personas como yo,
Hubieron muchas noches en que extrañe a mi "novia" y estuve tentada de ceder y llamarla.
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